La Illa blanca tiene una luz especial, una luz tranquila, sosegada, alegre y risueña. Una luz que sueña turquesas, esmeraldas y pardos...invita a evadirse, a querer quedarse.
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Ses Salines |
Lejos de bullicios, de ritmos repetitivos, de alcohol barato e ingleses al sol, cada paso es un rincón al que asomarse del Mare Nostrum, un rincón al que se asomaron y en el que dejaron y dejan su huella los fenicios.
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Cerca de Cala d'Hort |
Recovecos de luz que encadilaron a jipis y alemanes y los atraparon entre los pinares y las calas. Mucho más de lo que uno se espera...
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Atardecer en cala Comte |
En fin, uno de esos sitios que invita a quedarse.
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Peñón de Es Vedrá |
Gracias Raquel por mostrárnoslo!
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