Ya no es tiempo de esta orquídea. A finales de junio este individuo ya se desvanecía y perdía la belleza de su floración. Es Himantoglossum hircinum. Apareció en una ladera calcárea, pedregosa y bien soleada de la montaña leonesa. El lóbulo central del labelo de su flor, largo, fino,
enrollado en espiral y retorcido evita que esta orquídea pase desapercibida. Fragilidad, belleza, rareza. Desde la Cantábrica hasta las sierras Béticas tanto en ambientes atlánticos como mediterráneos. Eso sí, su distribución es parcheada. Necesita a una abeja y la abeja la necesita a ella.
Ésta sólo es una entre las aproximandamente 25000 orquídeas del planeta. Todas con flores difíciles, vistosas. Todas formando parte de una red de interacciones que aportan complejidad y belleza a los ecosistemas. Deben ser polinizadas, mimetizan, se benefician del mutualismo de un hongo; añanden a su complejidad taxonómica, la complejidad de su función.
Hermosas.
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