jueves, 10 de abril de 2014

¿El señor de los bosques o Tetrao urogallus cantabricus?



Parece que, aquí, en este norte ibérico hay dos urogallos diferentes, dicotómicos que podrían relatar dos historias diferentes: 

Uno casi místico, legendario , ese sonido y señor del bosque, ese feisán del que todo el mundo habla pero que muy pocos han visto, ése cuyas historias se magnifican en los chigres hasta perder todo sentido de la realidad. Ése al que todo el mundo sabe lo que le pasa y el por qué de su declive. 


 El otro es Tetrao urogallus cantabricus, una tetraónida forestal, folívora que ha encontrado su nicho en los bosques caducifolios de la cordillera cantábrica, y que ha sufrido un declive importante en las últimas décadas . 

El primero es el que nos llevó a algunos a dedicar algunos años de nuestras vidas a investigar pero solo y únicamente es del segundo del que sabemos algo, del que tenemos datos científicos, contrastables y rigurosos que nos aportan información y que nos indican los pasos a seguir. 
A menudo ambos se mezclan y todo el mundo sabe lo que pasa con el urogallo, eso sí, sin que se sustente en datos  científicos. Y ahí viene el problema : se destina dinero para su conservación que se basa en mentiras mil veces repetidas que se asumen como verdades o en el atrevimiento de un desconocimiento sustentado por una conversación de chigre. En el mejor de los casos esas medidas serán inocuas, muy difícilmente tendrán un efecto positivo en las poblaciones de urogallo y fácilmente pueden llegar a constituir una nueva amenaza antrópica para nuestros urogallos ¿Para qué tenemos la ciencia si luego hacemos oídos sordos? Sólo si hemos utilizado el método científico podremos extraer conclusiones, el resto quedará en el campo de lo hipotético o anecdótico.