domingo, 12 de abril de 2015

El melandru (Meles meles)

Tan nocturno que hasta la luz de las noches de luna llena le retrae a su tejonera, rara vez el tejón, nuestro melandru Meles meles se deja ver a la luz del día.
Patas cortas, andar torpón, la nariz pegada al suelo y esa mata de pelo. Nuestro mustélido más grande bien podría semejar una de las mil veces retratadas mofetas americanas. Su ADN revela un ancestro común que se diferenció en dos lineas evolutivas: la que diera lugar a las mofetas de la familia mephitidae en América y aquella más ubicua que formó la familia de los mustélidos: tejones, martas, armiños, nutrias, glotones...

Taxonómicamente son Carnívoros, ese grupo de mamíferos muchas veces en el ápice de la pirámide trófica, escasos, poco abundantes e históricamente perseguidos. Ecológicamente sin embargo, nuestro melandru es un onmívoro oportunista: su nombre le viene de la miel que selecciona en su alimentación, pero tanto plantas, como invertebrados o incluso carroñas pueden formar parte de su dieta. Aún así sigue siendo presa de trampas inespecíficas para carnívoros.


Se distribuye por toda Europa y por toda Iberia desde hábitas semiáridos a alta montaña, pero eso sí prefiere zonas heterogéneas, de mosaico, dónde los pastizales se alternan con bosques caducifolios y matorrales. 

Los datos acerca de su abundacia son escasos y muy locales y con esta base la UICN la considera como una especie de "preocupación menor". Sin embargo, se sospecha un declive de sus poblaciones en la península que ha llevado a la realización del I Sondeo Ibérico de Tejoneras, organizado por la SECEM (2013-2014). Esperamos esos resultados para poder dejar de sospechar, especular o de hablar por hablar de tendencias y abundancias poblacionales.

Mientras tanto, nos recreamos en esos escasos momentos en los que el nocturno tejón, nos regala un paseo diurno.