miércoles, 28 de mayo de 2014

Ciervas y ciervos pero no lobos

Cervus elaphus, el gran ciervo holártico, localmente y en ausencia de grandes predadores, tan abundante que sobrepastorea hasta el límite de ser considerado "ingeniero ecosistémico". Un sóla especie y casi todo el año dos escenarios diferenciados. 

En un monte Mediterráneo, primavera en la Raña de ese pequeño Serengueti ibérico del Parque Nacional de Cabañeros.

Ellos, demandan la energía que requiere el cambio de la cuerna, ahora cubierta de borra, y lo hacen en las zonas más densas del bosque. Unos pocos, se agrupan y establecen una jerarquía lineal que no deja espacio para las dudas por la dominancia. Recalco pocos, porque son jerárquicos y no es época de luchas sino de que crezca la cuerna. 

Ciervos en el P.N. de Cabañeros

 Ellas, pastan en dehesas muy claras con sus crías de este año y las del año anterior. Ellas sí en grupos más grandes, se exponen a la amplitud de la Raña.

Ciervas en la Raña

Se exponen porque pueden, porque no tienen miedo, porque saben que en la Raña no tienen predadores. No tienen predadores que limiten sus movimientos, estructuren sus poblaciones, que eviten el sobrepastoreo. Al pequeño Serengueti le faltan lobos y sin los lobos pierde eso que hace grandes a unos pocos de nuestros montes.

3 comentarios:

  1. Hace once años que estuve en Cabañeros, y es inolvidable ver cómo, con el descenso térmico del atardecer, los ciervos van saliendo de la espesura y se dispersan a todo lo largo y ancho de la Raña.
    Un espectáculo precioso pero, es cierto, se echa de menos al lobo. A ver si desde Madrid y Ávila no tarda mucho en colonizar tierras manchegas.
    Como soñar es gratis, también podemos imaginarnos estos lugares hace cuatro mil años, cuando leones, leopardos y hienas campaban a sus anchas por buena parte de Europa.

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    1. Efectivamente Javier, ver la Raña llena de ciervos ya es considerado como un espectáculo así que cómo sería si además hubiese lobo o como bien dices cuándo estaban muchos de los grandes de África. A ver si algún día podemos disfrutar de ese espectáculo en el Masai Mara.
      Y no, no había visto tu comentario hasta ahora...

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  2. Continuando el tema, te quería contar que la primera vez que oí aullar a los lobos fue junto al Lago de Sanabria, además en noche de luna. Luego les he oído en Burgos, Palencia y Soria. En estas tierras los ciervos no son tan numerosos ni tan confiados como en Cabañeros, es más frecuente ver corzos.
    Y en este viaje, por fin, he visto los bisontes de San Cebrián, otra bonita imagen de ese mundo que perdimos. ¿Los has visto?
    Por cierto, al año siguiente de estar en Cabañeros estuve en Gallocanta y vi las grullas, una imagen muy similar.

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